Tras el secreto de las líneas de Nazca
Cuando se piensa viajar a Perú hay dos lugares que vienen corriendo a nuestra memoria, destinos soñados mil veces: uno de ellos es la maravilla del Machu Pichu y otro el gran misterio, las líneas de Nazca.
Este vasto territorio, de cerca de cincuenta metros de largo por catorce de ancho, está marcado completamente con líneas que arañan la superficie desértica, de hecho, se han identificado unas trece mil líneas diferentes. Una de las líneas rectas más largas mide catorce kilómetros, pero lo más llamativo son los gigantescos dibujos: un pelícano, un ave con cuello en zigzag, una araña, un mono… todos perfectamente reconocibles.
¿Qué simbolizan las líneas de Nazca?
Las líneas de Nazca son uno de los secretos mejor guardados del mundo precolombino, existiendo variadas teorías sobre su construcción y posible uso… cada una de ellas acompañadas de razones que las desmontan.
Para María Reiche, una intrépida alemana que dedicó su vida al estudio de las líneas de Nazca, los dibujos conforman un calendario astral: determinadas líneas se relacionan con los rayos de sol de los días de solsticio y otras con las constelaciones más conocidas. Su teoría apunta a que su idea procede de la cultura paraca, que las inició en el 900 a.C., y fueron continuadas posteriormente por los nazcas a lo largo de varios siglos más.
Otras teorías más actuales, como las del estadounidense David Johson, relaciona las líneas de Nazca y los cursos de agua subterráneos, mostrando dichas líneas la dirección de cada corriente subterránea. Para él, los dibujos son símbolos que identifican dónde hay o no hay agua.
Las teorías más clásicas son las que apuntan a incursiones extraterrestres y a símbolos de más allá de nuestra galaxia para explicar las líneas, ¿cómo si no explicar que hicieran unos dibujos en pleno desierto con tal precisión sin poderlos contemplar?
Cómo llegar a las líneas de Nazca
Nazca es una pequeña ciudad situada al sudoeste de Perú, en una enorme llanura desértica. Es visitable en cualquier época del año, ya que su clima caluroso y sin lluvias se mantiene estable en todas las temporadas. Desde Lima hay vuelos a Nazca, pero por ahora no son vuelos regulares, lo que encarece su precio. Se puede llegar también en coche de alquiler o en autobús, aunque este último medio se hace muy largo: seis horas desde Lima y diez desde Arequipa.
Cómo ver las líneas de Nazca
A unos kilómetros de la ciudad de Nazca se alza una torre de unos catorce metros de altura realizada por María Reiche para que todo el mundo pudiera contemplar la maravilla de las líneas de Nazca. Desde ella pueden verse algunos de los dibujos, aunque deja más con la apetencia de seguir viendo de lo que compensa.
La manera ideal, obviamente, es contratar un vuelo en una avioneta. Los viajes contratados a través de touroperador suelen incluir esta opción en sus packs, pero es fácil hacer la visita por libre, con guías de la propia localidad. En la ciudad de Nazca hay multitud de agencias que realizan estos servicios. Pueden contratarse servicios en grupo, más baratos pero con posibilidad de que no te toque ventanilla, y vuelos para dos o tres personas, más caros, pero individualizados.
Lo ideal es no comprometerse a una hora concreta del día para realizar el vuelo, ya que en ocasiones hay brumas que dificultan la visión de las líneas. Dada la competencia de las empresas que realizan vuelos, no es difícil llegar a un acuerdo.
Volar sobre las líneas de Nazca es una de esas experiencias realmente inolvidables y, ni siquiera los virajes de la avioneta, pueden hacer que no se desee volver.