Ruta del Cómic en Bruselas: diversión y color
A ojos de cualquier viajero Bruselas, capital institucional de la Unión Europea, es una ciudad seria y algo gris, más dada a visitas de políticos que a recorridos culturales. Nada más lejos de la realidad, ya que ofrece también una cara divertida que se vive en sus múltiples tabernas y se aprecia en los coloridos murales de la Ruta del Cómic en Bruselas.
Recorriendo la Ruta del Cómic en Bruselas
En la década de los 90, Bruselas se planteó cambiar de imagen ante la necesidad de ser considerada como capital cultural y artística y alejar el fantasma de los uniformados hombres de chaqueta que pululaban por sus calles.
Una de las medidas fue echar mano de un arte, el del cómic, en el que Bélgica había tenido tradicionalmente un papel muy importante. Para ello, se cubrieron todos los muros disponibles en las fachadas de los edificios del centro medieval con enormes murales de los personajes de cómic más famosos. Y así nació la Ruta del Cómic en Bruselas, que hoy en día se ha convertido en uno de los mayores alicientes turísticos que ofrece Bruselas para niños y mayores.
Comenzando en la Grand Place, el corazón de la ciudad, y después de admirar el ecléctico e impresionante Ayuntamiento (donde, por cierto, se puede recoger información sobre este itinerario), el recorrido se adentra por las calles anexas que conforman un cúmulo de placitas, recovecos y bellos edificios que nos recuerdan el pasado mercantil de la ciudad. Es una forma divertida y original de conocer la historia de Bruselas a través de sus edificios más emblemáticos.
Así, tras recorrer las calles medievales próximas a la plaza y admirar los edificios cubiertos con murales, como los de la calle del Marché au Chambon, calle peatonal repleta de restaurantes, el itinerario continúa en la calle de Miralles y en los alrededores del Palacio de Justicia.
A lo largo de la Ruta del Cómic en Bruselas los protagonistas de tiras célebres aparecen en distintas situaciones. Ric Hochet, del dibujante Tibet, se descuelga por cañerías en la calle Bon Secours; Monsieur Jean, creación de dupuy Berberian, pasea por una metrópoli nocturna en la calle Bogards; Bob y Bobette, de Willy Vandersteenen, hacen equilibrios sobre la pequeña escultura del Manneken Pis, en la calle Laeken; o Broussaille, personaje de Frank Pé, pasea juntoa au n amibgo entre los cafés del callejón Marché au Chambon.
Los más buscados no están muy lejos de allí: en la calle de la Buanderie, Lucky Luke, creapor por Morris, detiene a los hermanos Dalton en pleno asalto a un banco. Mientras, Tintín, su perro Milú y el capitán Haddock bajan por una escalera de emergencia en la calle L´Etuve. El intrépido reportero que Hergé creó en 1929 también decora los dos andenes de la estación de metro Stocket, e incluso tiene tienda propia, la Boutique de Tintín, donde pueden encontrarse desde sus primeros libros hasta cualquier objeto imaginable decorado con su imagen.
Un poco de historia
Una parada obligatoria de la Ruta del Cómic es la del Centre Belge de la Bande Desinée o Centro Belga del Cómic, en la calle Des Sables. Alojado desde 1989 en los antiguos almacenes Waucquez, un precioso edificio de estilo art decó, muestra imágenes y antiguas tiras de personajes tan conocidos como Lucky Luke, Spirou, los Pitufos, Blake & Mortimer y otros. Los principales protagonistas son, sin embargo, Tintín y su creador, Hergé, que cuenta con un espacio propio dedicado a su obra.
La visita concluye en la Maison de la Bande Desinée, en el boulevard de la Emperatriz. En esta casa del cómic se muestra la evolución de las viñetas a través del mítico Journal de Spirou, publicado en 1938 que vio nacer a alguno de los personajes más famosos del bien llamado noveno arte.