El Viejo Almacén, un símbolo de Buenos Aires
El Viejo Almacén es un establecimiento considerado por muchos el verdadero templo del tango en el mundo. Está ubicado en San Telmo, uno de los barrios más tradicionales y legendarios de Buenos Aires. La atmósfera de esa célebre esquina parece detenida en el tiempo. Allí se concentra lo más profundo del espíritu porteño.
Los inicios
El edificio donde funciona el local fue construido en 1769 y allí funcionaba un almacén de campaña. En el siglo XIX se convirtió en el Hospital Británico. Más adelante se estableció allí la sede de la Aduana General de la Nación. La zona también fue utilizada para atender a los heridos durante la guerra del Paraguay.
A comienzos del siglo XX la edificación comenzó a ser administrada por la Señora Paula Kravnik. Era una ciudadana rusa y fue conocida por todos como “La Volga”. Desde entonces el lugar comenzó a ser frecuentado por los bohemios y se convirtió en un centro de difusión para la música popular. Hubo un tiempo en el que llegó a ser prostíbulo y luego una cantina.
A partir de 1969 se consolidó definitivamente como un templo del tango. La iniciativa corrió por cuenta de Edmundo Rivero, apodado “el feo que canta lindo”. Este apasionado del tango pensó que sería buena idea crear un lugar para disfrutar de la música popular en vivo. Su sueño pronto se hizo realidad.
El Viejo Almacén se convirtió en un lugar de culto para los tangueros. Por sus instalaciones desfilaron los exponentes más importantes de este género musical. Roberto Goyeneche, Aníbal Troilo y Osvaldo Pugliese, entre otros, pasaron por el establecimiento. Desde entonces ha adquirido una fama creciente que ya traspasó las barreras nacionales.
Osvaldo Cachirote, un intendente de facto, quiso echar abajo el local durante los años 80. Alcanzó a derribar un muro, pero gracias a los buenos oficios del escritor Ernesto Sábato se detuvo la demolición. Ahora el lugar es monumento histórico nacional.
Caída y renacimiento
Edmundo Rivero, el legendario creador de El Viejo Almacén, murió en 1992 y seis años después el establecimiento cayó en la quiebra. Por eso estuvo cerrado durante un tiempo. Más adelante el empresario Luis Veiga se propuso reconstruir el lugar.
Este hombre de negocios había estado dedicado a sus inversiones en el fútbol y en la bolsa de valores. Pero amaba el tango y le pareció lamentable que el templo del tango estuviera cerrado. Con gran espíritu de lucha y una aguda visión logró rescatarlo de la desgracia. La reapertura fue todo un acontecimiento y se comprobó el enorme valor que el sitio tenía para los amantes de la cultura popular.
Actualmente El Viejo Almacén es un sitio de visita obligada si vas a Buenos Aires. Tiene, por supuesto, un gran salón dedicado al show de tango. También cuenta con un complejo gastronómico de primera línea. Allí puedes disfrutar lo mejor de la comida argentina, con el típico sabor porteño.
El show incluye primero la presentación de una gran orquesta de tango, en la que hay integrantes jóvenes y de mediana edad. Hugo Marcel es el intérprete principal desde hace varios años y también oficia como presentador. Lo acompaña Virginia Luque, quien está ligada al establecimiento desde 1928.
El espectáculo se cierra con la presentación de varios grupos que interpretan música del norte de Argentina.