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Presumir de haber pasado las vacaciones al timón de un barco puede resultar de lo más extraño. Sin embargo, recorrer Francia en barcaza es una opción real gracias a los numerosos canales que la cruzan y a la buena infraestructura turística que hay en torno a ellos. Un viaje diferente que reúne arte, naturaleza y cierta dosis de aventura.
Los entendidos dicen que no hay una región seca en Francia. Y es verdad, con sus cerca de 8.500 canales fluviales navegables, este país presume de poseer la mayor red de «caminos de agua» de toda Europa.
Estos canales se trazaron con una finalidad puramente comercial, abriendo el paso de mercancía entre el Mediterráneo y el norte europeo en el menor tiempo posible. Con los canales se conectaban los grandes ríos franceses hasta llegar de un mar a otro. Al pasar el tiempo, esta forma de transporte quedó obsoleta y los canales fueron abandonados hasta que se descubrió su potencial turístico. Así, las antiguas gabarras comerciales dieron paso a los coquetos peniches, pequeñas embarcaciones de recreo pensadas para el turismo y dotadas como si de una casa se tratara.
Dado que los canales tuvieron su origen en el comercio, no es de extrañar que a sus orillas los pueblos y ciudades adquirieran realengo, haciendo que se convirtieran en lugares con gran patrimonio y mucho encanto. Es por ello, que recorrer Francia en barcaza a través de alguno de sus canales permite disfrutar a un ritmo pausado de tranquilos paisajes y bellas ciudades.
Los canales fluviales se extienden de norte a sur por toda la geografía francesa, existiendo mil y un itinerarios que nos permiten recorrer Francia en barcaza.
Los canales fluviales en Francia están divididos en seis cuencas:
Hay varias agencias turísticas que permiten alquilar estas barcazas incluso por internet. Su capacidad varía desde las que van dirigidas a dos personas, hasta las que pueden alojar a una docena.
Lejos de lo que se pudiera pensar, estos pequeños barcos tienen un manejo sumamente fácil y para conducirlos no hace falta carné de navegación ni conocimientos previos. En los diferentes lugares de embarque, bien señalizados y con comodidades para el amarre, pueden alquilarse bicis que permiten realizar excursiones por el campo y las ciudades históricas cercanas.
Luego hay otro tipo de barcos, más lujosos e incluso dotados de tripulación… pero esa ya es otra historia.