Las fantásticas playas de Curazao
Las hermosas playas del Caribe ofrecen días soleados, paisajes increíbles, aguas transparentes y momentos inolvidables con tu pareja o la familia completa. Pero Curazao no se queda atrás y como es una de las islas más representativas de esta zona del planeta, alardea de unas orillas de ensueño. Por esto, te invitamos a que nos acompañes a visitar sus playas, paraísos terrenales que quedarán en tu memoria por siempre.
Las playas de Curazao son de ensueño
Las playas de Curazao son reconocidas a nivel mundial por su belleza y tranquilidad. Son perfectas para pasar momentos de relax. Para llegar a ellas, debemos recorrer algunos trechos pero bien valen la pena. Veamos algunas.
Boka Saint Michiel
Iniciamos nuestra travesía, visitando la espléndida y tranquila playa Saint Michiel, amena forma de iniciar el día. Al llegar, se puede notar unas aguas de un tono turquesa impresionante, nuestros ojos estaban maravillados con aquel color.
Esta playa no tiene mucha orilla ni arena, pero es perfecta para hacer algunas actividades acuáticas, como el buceo o el snorkeling.
Luego de eso, deleitamos nuestro paladar con unos exquisitos pescados que compramos en los pequeños restaurantes de la localidad. Terminamos el día con una caminata por la colina cercana. En conclusión, pasamos un día espléndido en esta locación.
La playa Kas Abao
Otra protagonista de nuestra visita fue la playa Kas Abao, la que nos recibió con los brazos abiertos, nos ofreció sus largas orillas de hermosas arenas blancas y aguas tan claras como un cristal.
Este es un escenario perfecto para unas jornadas relajantes de natación. En el recorrido por sus aguas pudimos admirar hermosos arrecifes de coral y algunos peces de la zona.
Por último, nos subimos en una balsa que está amarrada aguas adentro y tomamos una pequeña siesta para broncearnos un poco.
En conclusión, esta playa es un lugar perfecto para olvidarse del día a día.
La playa Jan Thiel
Continuando nuestro recorrido por las estupendas playas de Curazao, nos topamos con la de Jan Thiel. Esta locación, está muy bien organizada para recibir a los visitantes.
El paisaje que presenta, es sumamente relajante y especial, ya que tiene una amplia orilla. Además de todo, tiene un área especial para los más pequeños de la casa, por lo que también podrán disfrutar de este paraíso en su máximo esplendor.
Kenepa
No conforme con la belleza de las playas de Curazao, la naturaleza nos premió en Kenepa con una vista espectacular. Al llegar, pudimos observar desde la parte superior el hermoso acantilado que rodea a esta hermosa orilla.
Desde las alturas, nuestra mirada se pierde en el azul horizonte del Mar Caribe, algo que no podrás borrar de tu memoria. Al bajar las escalinatas, pudimos disfrutar de sus aguas calmas y bondadosas.
Porto Marí
Mientras recorríamos el camino para llegar a Porto Marí, no imaginábamos lo que nos esperaba. Cuando arribamos nos dijimos a nosotros mismos, valió la pena.
Sus aguas transparentes, pero que al horizonte se notan de turquesa a un azul oscuro, se combinan a la perfección con unas instalaciones que nos ofrecen un aire de sofisticación y de opulencia.
También, pudimos disfrutar de momentos inolvidables de snorkeling en su arrecife de coral doble, lo que nos permitió tener un contacto con la fauna marina de la zona.
Klein Curazao (Pequeña Curazao)
Para culminar nuestro fascinante viaje por las playas de Curazao, no pudimos dejar de lado a Klein Curazao, una pequeña e inhabitada isla ubicada a 13 kilómetros de la principal.
Nuestra travesía comenzó de manera increíble, ya que abordamos un catamarán de lujo que nos llevó a este pequeño paraíso. El recorrido fue especial, pero estábamos ansiosos por llegar.
Al acercarnos a este paraíso terrenal nuestros ojos quedaron fascinados, las aguas increíbles junto con una arenas de coral tan blancas, que encandilaban. Esto era solo un adelanto del buen momento que pasaríamos.
Por el lado frontal de la isla disfrutamos de sus playas cristalinas, hicimos un poco de snorkeling en los arrecifes cercanos, en los que pudimos observar unas bellas tortugas marinas.
Luego atravesamos el campo de la isla y nos encontramos con el faro abandonado que data de 1850, esta es la única edificación que existe en esta isla desierta. Aunque no está en buen estado, pudimos sentir su historia lo que nos transportó a las remotas épocas en las que funcionaba.
Al llegar al otro lado de la isla, el mar se presenta con un fuerte oleaje y no hay orilla. Este sitio es muy demandado por los amantes del buceo extremo.
De regreso a la isla grande de Curazao, nuestro catamarán cerró el paseo con un broche de oro, ya que no prendió sus motores sino que desplegó sus velas, por lo que el viento fue quien nos guió en el regreso. La sensación fue única por lo que pensamos ¡así debe ser el paraíso!