Bucear en España: la experiencia de tu vida
Quien piense que para bucear tiene que volar hasta lugares lejanos está muy equivocado. En los 7876 kilómetros de costa española encontramos bellas zonas para aprender y practicar el buceo. Así, bucear en España es una buena opción para disfrutar de un deporte que permite entrar en un mundo de silencio, colores sorprendentes y habitantes misteriosos.
Las mejores zonas de buceo en España
España disfruta de un clima excelente para practicar deportes acuáticos y además cuenta con una variedad en los lugares de buceo superior a la de otros países del entorno: el tranquilo mediterráneo, el salvaje atlántico, las islas…
Aunque es odioso hacer una lista de las mejores zonas de buceo en España porque inevitablemente quedarán fuera parajes maravillosos, podemos destacar las siguientes:
- En Gerona, Cabo de Creus y las Islas Medas. Conforman una de las mejores reservas submarinas del Mediterráneo occidental: bosques de algas y corales rojos, barracudas, pulpos y doradas.
- En las Baleares hay muchas zonas de buceo. Puede destacarse Formentera, ya que tiene una visibilidad excelente.
- En el Levante: el Cabo de San Antonio, en Alicante, el Cabo de Palos en Cartagena y las Islas Columbretes, cerca de Castellón. Destacamos en ellos valiosos arrecifes coralinos incrustados en fondos rocosos, muy bien conservados. Y hay restos de naufragios, con un precioso microcosmos de estrellas de mar purpúrea, langostas roja, peces de tres colas.
- En Andalucía hay dos puntos importantes: la zona del Parque Natural de Cabo de Gata, en Almería, con buques hundidos y fondos limpios; y la zona del Estrecho, con un peculiar tránsito de especies.
- En el norte, más frío y salvaje, destacan algunas zonas entre Cantabria y Asturias, y en Galicia, las preciosas Islas Cíes, al pie de la ría de Vigo. Aquí pueden verse delfines, ballenas piloto, grandes estrellas de mar.
- En las Islas Canarias, podemos destacar El Corralejo, cerca de Fuerteventura y El Hierro: coladas de lava solidificadas, pez loro, rayas, cuevas de coral negro, delfines, barracudas y mantas.
Aspectos a tener en cuenta en las escuelas para bucear en España
El buceo es un deporte tranquilo y relajante, sin embargo entra dentro de la categoría de deportes de riesgo, y ello significa que para practicarlo es necesario tener una preparación adecuada.
Es requisito saber nadar, aunque los buenos buceadores afirman que más que ser un nadador experto, para bucear bien lo necesario es tener autocontrol para conseguir hacer frente a los posibles imprevistos.
Aprender a bucear en España es fácil, ya que por todas las zonas se pueden encontrar importantes escuelas de buceo que cuentan con todas las garantías de profesionalidad necesarias. Incluso las hay en interior, en Madrid y Zaragoza. Muchas de ellas ofrecen un pack que incluye curso, un determinado número de inmersiones y alojamiento.
Las mejores escuelas, alejadas de las ofertas de los traumáticos bautismos de agua, son las que ofrecen certificaciones oficiales: las de PADI (Asociación Profesional de Instructores de Buceo) y las de FEDAS (Federación Española de Actividades Subacuáticas). Con estas acreditaciones se garantiza que el personal es profesional y los equipos han pasado por todas las revisiones necesarias.
A través de PADI pueden realizarse cursos como:
- Open Water Diver: curso de iniciación que acredita para la práctica del submarinismo. Teoría, inmersión en piscinas para familiarizarse completamente con el equipo e inmersiones en mar abierto a 20 m. de profundidad.
- Advanced Open Water Diver: amplía los conocimientos básicos, preparando en técnicas de inmersión en aguas con condiciones especiales y a más profundidad.
- Diferentes cursos para adquirir certificaciones propias del buceo profesional, dando el salto de lo recreativo al mundo del rescate submarino o la enseñanza.
En FEDAS las certificaciones son similares a las anteriores, pero su nomenclatura es por estrellas. Así, los cursos anteriores corresponderían a 1 y 2 estrellas.
En suma, bucear en España puede ser toda una experiencia ¿por qué esperar?