El Vaticano: visita obligada en Roma
El Vaticano, el país más pequeño del mundo, una especie de isla inmersa en ese bello y ruidoso caos organizado que es la magnífica Roma. Pasar al Vaticano a través de la Vía de la Conciliazione inspira emoción y alegría, en buena parte por el barullo de grupos movidos por la fe y personal religioso trabajando afanósamente mezclados con el conjunto de curiosos y turistas que acuden a contemplarlo.
Aspectos a tener en cuenta en una visita al Vaticano
La visita al Vaticano es de, al menos, un día completo. La entrada a la basílica es gratuita, sólo se paga la subida a la cúpula. Abre todos los días de 9:00 a 19:00 en verano y hasta las 16:00 en invierno. Hay que prever la entrada a los Museos Vaticanos ya que las colas de acceso pueden ser de horas. Desde la web oficial del Vaticano se pueden comprar online las entradas para los Museos (incluso la entrada más la visita guiada), y aunque tiene un sobrecoste merece la pena totalmente.
También se puede entrar a través de tours organizados en diferentes agencias de viajes, pero sus precios suelen ser más caros que los de la página oficial. El horario es de 9:00 a 18:00 y los domingos y determinados días festivos cierran.
Piazza de San Pietro
La plaza es grandiosa, pero a la vez tan perfecta, que hay que hacer un esfuerzo por hacerse consciente de sus dimensiones. Con su forma elíptica, sus cuatro filas de columnas dóricas y su obelisco central, la Plaza de San Pedro es una de las creaciones más perfectas de Bernini. Está pensada para que los fieles puedan ver sin estorbos el balcón desde donde el Papa imparte la bendición urbi et orbi.
Arriba de la columnata un ejército de santos, mártires y papas observan pasar el tiempo. Del imponente obelisco central cuenta la leyenda que es eslabón entre el mundo antiguo y el mundo cristiano, ya que a sus pies están enterradas las cenizas del César y en su cúspide hay una reliquia de la cruz.
La Basílica de San Pietro in Vaticano
La basílica de San Pedro no es sólo la iglesia más grande del mundo, sino que es en ella donde tiene su sede el papado y donde se toman todas las decisiones eclesiales.
Su exterior es renacentista y barroco, ya que ha ido sufriendo grandes modificaciones a lo largo de su historia, que se inició en el año 319. La fachada con amplias columnatas continúa de manera armónica la arquitectura de la Plaza, siendo su cúpula la que le aporta volumen y esplendor, dominando el skyline de Roma.
El interior de la basílica de San Pedro impresionante. Tal es su magnificencia que a muchos creyentes les inspira una cierta confusión, pero hay que entender el Vaticano como un patrimonio histórico artístico heredado desde siglos, cuando en el papado orbitaba todo el poder terrenal.
Las proporciones entre los diferentes elementos están dispuestas de forma armoniosa, al igual que forma un todo unitario los elementos decorativos. El baldaquino del altar, de bronce, se alza sobre la tumba de San Pedro es lo primero que atrae la atención. La Pietá, obra maestra de Miguel Ángel Buonarroti, se encuentra en una de las primeras capillas, belleza en estado puro. La cúpula es magnífica, sostenida con cuatro pilares pentagonales de veinticuatro metros de diámetro. Los sepulcros de los papas compiten por reclamar nuestra atención, aunque pocos lo consiguen tanto como la sencillez de la tumba de Juan XXIII.
Los Museos Vaticanos
En la visita a los Museos Vaticanos puede admirarse una de las colecciones artísticas más completas del mundo. Sólo contemplar la hermosa escalera en espiral y la belleza de las diferentes salas ya merece la pena. Si a ello le sumamos poder contemplar en directo obras maestras de Rafael, Fra Angélico, Leonardo da Vinci, Cánova La visita a la Capilla Sixtina, una de las estancias de mayor importancia histórica y artística, es un lujo en todos los sentidos.