Aprender a regatear durante tus viajes
Hay países, como Japón por ejemplo, en donde el regateo se reduce prácticamente a cero. Pero en muchos otros, como la India o Marruecos, ocurre todo lo contrario. En estos últimos lo usual es que siempre te pidan un precio inflado para iniciar una larga cadena de ofertas y contraofertas hasta llegar a un acuerdo. De hecho, en algunas ocasiones el costo inicial es hasta 50 veces más alto que el costo real.
Si piensas hacer un viaje hacia alguno de esos países en donde todo hay que negociarlo, es importante aprender a regatear. Aquí te damos algunos consejos sobre cómo hacerlo.
Aprender a regatear con base en información previa
Antes de viajar debes tener al menos una idea general sobre el costo de vida del país hacia donde te diriges. Si visitas las tiendas virtuales de ese lugar puedes formarte una impresión sobre el precio de los artículos, cuáles son los más caros y cuáles los más baratos. Una vez hayas viajado, no sobra que antes de decidirte a comprar hagas una ronda por los principales comercios de la ciudad y evalúes precios.
Tiempo al tiempo
Una de las tácticas que usan los vendedores en el regateo es tratar de terminar la transacción en el menor tiempo posible. No alcanzas a llegar y ya tienes la mercancía empacada y en tu mano, mientras que quien te atiende sólo espera que saques el dinero para pagar. Por eso no debes dejarte presionar por el tiempo. Nadie te obliga a hacer la compra en dos minutos. Amablemente devuélvele la mercancía y pídele que te explique exactamente qué te está vendiendo y a qué precio. No dejes que te apresuren.
El precio de base
Para comenzar a regatear lo aconsejable es que ofrezcas la mitad del precio que estás dispuesto a pagar realmente. Elabora un cálculo mental, con base en la información que tienes y en las características del producto, para saber cuánto podrías y deberías pagar por ese artículo. Después, ofrece la mitad de ese precio que tienes en mente. Si el dependiente es el primero en proponer una cifra, entonces replícale ofreciendo una tercera parte del costo que te propone. De esta manera es más probable que termines pagando lo justo por la mercancía.
No te vuelvas mezquino
No estés siempre a la caza de pagar lo mínimo de lo mínimo para salirte con la tuya. Recuerda que el comerciante con el que estás tratando vive honradamente de sus ventas y tendrá también la tentación de ceder a tus ofertas si no tiene más alternativa. Piensa que en la transacción ambos pueden ganar: tú, al conseguir un precio que consideres justo; y el comerciante, al darte un producto a un precio razonable y sin tratar de aprovecharse de tu condición de viajero.
Respeto y amistad
Los mejores negocios se hacen si logras establecer una empatía sana con el vendedor. Por eso debes ser respetuoso en todo momento, ojalá incluyendo fórmulas de cortesía o de buen humor que dispongan positivamente al vendedor hacia ti. De hecho, no es raro que de esos regateos surjan buenas amistades. Y la simpatía es un excelente activo con el que también puedes obtener buenos descuentos.