Caminata por la calle Hatun Rumiyoc en Cusco, Perú
Perú, país de ciudades y pueblos con fascinantes centros históricos, no nos deja de sorprender con su rico legado cultural. Una caminata por la calle Hatun Rumiyoc en Cusco nos transporta a un pasado que se hace reciente, que se manifiesta vivo por los muros de esta vía. La calle es una de las más visitadas en Perú, con sus puertas coloniales y esa conocida piedra de los doce ángulos, mundialmente famosa.
La calle Hatun Rumiyoc en Cusco, que en español podemos llamar de la Roca Mayor, es la vía que parte del centro de la ciudad hasta el encantador barrio de San Blas, y la cual conjuga evidencias de los monumentales materiales utilizados en el palacio del soberano inca, así como construcciones españolas sumamente bien conservadas.
La calle sale de la plaza de Armas, específicamente de su esquina sureste, y pasa a un costado de la catedral de Santo Domingo. Esta magnífica catedral, también conocida simplemente como la catedral de Cusco, tardó casi 100 años en ser construida, completada en 1654.
Junto a esta gran catedral, del lado de la calle Hatun Rumiyoc, se encuentra la iglesia de El Triunfo. Esta encantadora iglesia fue construida en 1536, en medio del proceso de asentamiento que los españoles realizaban en la antigua ciudad de los incas. Lleva su nombre en agradecimiento a Santiago por el triunfo obtenido contra el asedio que la ciudad sufrió a cargo de la resistencia indígena, finalmente derrotada.
Continuando hacia el noreste hasta la siguiente cuadra, nos encontramos a la derecha con el Museo de Arte Religioso. Este formidable edificio llama rápidamente nuestra atención al contemplar las enormes piedras que conforman su base, las cuales alguna vez fueron parte del palacio incaico, específicamente del inca Roca, quien gobernó entre 1350 y 1380 aproximadamente. El inca Roca fundó el palacio en el que sus descendientes vivirían. Es en estos restos palaciegos que puede ser observada la famosa piedra de los 12 ángulos, que a pesar de la irregularidad de sus lados, guarda una estrecha armonía con las rocas que la rodean.
Con la colonización, el área del palacio pasó a ser el sitio de una elegante casona, perteneciente a la familia de los marqueses de San Juan de Buena Vista y Rocafuerte. En la década de 1940, la casona, que estaba en condiciones de descuido, fue adquirida por el arzobispado de Cusco, y años después fue restaurada. En la segunda mitad de la década de 1960, monseñor Ricardo Durán Flores inicia la transformación de la propiedad en el Museo de Arte Religioso. El museo alberga una valiosísima colección de arte inspirado en la religión católica, especialmente pinturas y muebles.
Continuando por cerca de dos cuadras, se llega hasta el barrio de San Blas, y de primera entrada se aprecia la iglesia del mismo nombre. Este barrio ha sido tradicionalmente el lugar de residencia de muchos artesanos, que le han dado carácter al lugar. La iglesia de San Blas, construida hacia mediados del siglo XVI, fue reforzada en el siglo XVII con piedras, sustituyendo el adobe que resultó afectado por un terremoto. En su interior guarda un hermoso púlpito de estilo churrigueresco.
La calle Hatun Rumiyoc marca al visitante con invaluables recuerdos de su paso por Cusco, lugar de monumentos que mantienen vivos esos legendarios capítulos del pasado.