En tren, de Viena a Venecia bordeando los Alpes.
Viena, ciudad Majestuosa, antigüedad y modernidad caminando de la mano en pleno siglo XXI. Imaginar a Beethoven paseando por sus monumentales avenidas de camino al palacio de los Habsburgo para estrenar una de sus celestiales sinfonías. En Viena se palpa en el ambiente la nostalgia de esa gloriosa época, cuando la ciudad era todavía la capital de la Música.
¿Qué hacer en Viena?
Pasear en carruaje – de magníficos caballos andaluces-, abriendo huella en la nieve por su avenida Rigstrasse, y allí contemplar bajo la fría noche la figura de la Diosa Palas Atenea – ante el Parlamento Austriaco -, evocando toda la Gracia del Arte Griego.
Continuar hasta Rathusplatz, para disfrutar de la velada entre las decenas de kioscos del mercadillo navideño frente al ayuntamiento iluminado de la capital, escuchando coros de Villancicos mientras tomamos un rico café vienes, o una rellena – de casi todo- papa al horno.
Antes de continuar el viaje, tomarse algunos días para disfrutar su amplia oferta cultural, con más de 100 museos y multitud de edificios monumentales bien conservados. No olviden visitar sus más afamados palacios; el Palacio Schönbrunn – residencia de verano de los Habsburgo -, el Palacio Hofburg – dónde encontraremos el museo de Sissi Emperatriz -, y el Palacio Belvedere – residencia del príncipe Eugenio de Saboya -.
Su gran diversidad cultural nos ofrece una gran variedad culinaria en un sinfín de restaurantes, pastelerías, cafeterías y kioscos al aire libre. La lujosa zona comercial en el casco antiguo de la ciudad ofrecen una oportunidad de adquirir las mejores marcas del continente en un entorno arquitectónico clásico contrastando con el glamur y la modernidad de sus excelentes boutiques.
A Venecia por los Alpes.
Impactados por la imperiosa capital austriaca, toca ahora emocionarnos con un viaje en tren que, bordeando los Alpes, nos lleva a la romántica ciudad italiana de Venecia. Este evocador paisaje – visto desde el calor del vagón -, repleto de bosques nevados, riachuelos saltarines y aisladas aldeas tirolesas, nos hace cuestionarnos cómo será la vida de los lugareños en el duro invierno, mientras observamos atentos por si Heidi o su amigo Pedro fuesen a salir brincando de una de tantas cabañas de madera.
Y en Venecia, ¿Qué nos espera en Venecia? Una ciudad construida en una laguna con un archipiélago de 118 islas comunicadas por 455 puentes. Su centro histórico está sobre la mayor de estas islas. No hay transporte rodado y el transporte público se realiza a través de los “vaporettos”, usados para transbordo colectivo o las famosas Góndolas y lanchas rápidas que hacen el papel de taxis turísticos en el Gran Canal.
¿Qué hacer en Venecia?
Si bien el carnaval es su festividad más popular, Venecia tiene mucho que ofrecer durante todo el año, y en este caso, un buen lugar para despedirlo. Su oferta culinaria es atractiva, gambas, calamares, cangrejos o sardinas sazonados a la italiana pero pescados en el Adriático, junto con platos típicos de la tierra, como el Carpaccio de queso parmesano, arroz a la pescatora, o su famoso y variado gelato, hacen las delicias de los turistas.
La oferta monumental y cultural es muy extensa. Venecia y la Laguna fueron reconocidas por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en 1987. Por destacar algo entre decenas de palacios, plazas, iglesias, basílicas, su afamada Plaza de San Marcos. “El salón más bello de Europa” según Napoleón y muchos otros que después la visitamos. La plaza está rodeada de edificios emblemáticos, como la Basílica de San Marcos, el Palacio Ducal, la Torre del Reloj, el campanile de ladrillo y las Procuradurías. Lugar ideal para despedir el año tras las navidades blancas en Viena.
Si el viaje se inicio llegando a Viena en avión, y se desea regresar igual desde Venecia al origen, informar que el aeropuerto internacional Marco Polo está en la parte continental de la laguna.
Fotos por cortesía de David Monnieaux, Gryffindor, Georges Jansoone, Kübelbeck y B. Erlenmayr