El Palacio Real de Aranjuez, una joya a un paso de Madrid
Que Madrid es una ciudad de innumerables maravillas es algo que nadie pondría en duda. De igual forma que tampoco puede ponerse en duda que recorrer sus alrededores es un auténtico disfrute. Eso es lo que ocurre con el Palacio Real de Aranjuez, una joya a un paso de Madrid.
El Palacio Real de Aranjuez: los reyes y sus veraneos
Este palacio ha tenido desde su origen, allá por el siglo XVI, un especial imán para los reyes que han ido sucediéndose en España. Su emplazamiento, a orillas del río Tajo y el clima más amable que en la ciudad, lo convirtieron en el lugar ideal para el ocio y disfrute del rey y su corte. Para ello, nunca se escatimaron lujos: los mejores arquitectos del momento, pintores, artesanos, materiales de primera calidad… nada era suficiente para vivir una realidad paralela a la del resto de los mortales… cosas de reyes.
Las fiestas se sucedían, resultando especialmente brillantes en los siglos XVIII y XIX. Bailes y estudiados paseos en adornadas barcas a orillas del Tajo entretenían a la corte. Representaciones de ópera fastuosas se sucedían, acudiendo artistas como el incomparable Farinelli. Incluso llegaron a hacerse ascensiones en globo en el reinado de Carlos IV. Por supuesto, no faltaba la caza mayor y menor en sus bosques.
Los jardines del Palacio Real de Aranjuez
Para los que tienen una mínima debilidad por los jardines, podrán reconocer en estos del Palacio Real de Aranjuez uno de los más bellos de España.
Sus fuentes, enormes arboledas, esculturas en cuidados jardines y los canales que toman su agua del Tajo son toda una tentación para pasear y perderse por innumerables recorridos. El jardín más antiguo es el de la Isla, rodeado por canales de agua. Los túneles de follaje, los árboles traídos de diversas partes del mundo y los macizos florales acompañan a fuentes y esculturas, creando un lugar especial.
El jardín del Príncipe es el más grande e importante. En él, amplias avenidas esconden tesoros como el del jardín anglo-chino, muy boscoso. Un poco más abajo, el enorme estanque de los Chinescos tiene en su centro un impresionante templete al que se accede a través de un puente y junto a él una pagoda china de estilo neogótico; por si fuera poco, en un islote anexo se levanta un obelisco.
Rodeada por el río Tajo se encuentra la Casita del Labrador, con un rico interior que incluye un enorme salón de baile. Y esto no es más que una muestra de lo que ofrece este inmenso jardín.
El interior del Palacio Real de Aranjuez
Cuando se entra en un palacio como el Palacio Real de Aranjuez no se sabe bien si huir de nuevo a la frescura del jardín o dejarse asfixiar por sus barrocos ornamentos, tal es la impresión que causa. Los reyes pretendían con este palacio impresionar, y realmente lo consiguieron.
Se comienza la visita con la Sala de la Guardia de la Reina, con bellos cuadros de escenas bíblicas y mitológicas. De allí, se suceden lujosos espacios, ricamente adornados: la Saleta de la Reina, la Antecámara de Música, la Cámara de la Reina, el Oratorio con frescos y retablo de gran belleza. Aunque sin duda el culmen de todo el lujo está en habitaciones como el Gabinete de Porcelana, cuyas paredes están completamente decoradas con motivos de este material incrustados: guirnaldas de flores, motivos de animales, mariposas. Este mismo derroche ornamental lo volvemos a encontrar en el Salón de los Espejos y en el Gabinete Árabe.
En fin, frescos, cuadros, muebles y lujo convierten al Palacio Real de Aranjuez en una visita imprescindible estando en la ciudad de Madrid.