Torla. Pórtico del Pirineo Aragonés.
Como un coloso sosteniendo la montaña aparece Torla, una localidad y municipio en la provincia de Huesca, a los pies del Pirineo Aragonés. O mejor decir los pies del mismo Pirineo, pues no se sabe bien donde acaba uno y donde empieza el otro.
Decir Torla es decir montaña, aventura, naturaleza, belleza, fuerza… lugar emblemático que atrae a turistas y montañeros, escaladores y senderistas, a familias enteras o a viajeros solitarios. Todo aquel que busca hacer de la silente contemplación de la montaña un alimento especial para su alma, saturada del bullicio de la ruidosa civilización, en verdad busca a Torla.
Valle de Ordesa y Monte Perdido.
Es puerta de acceso al increíblemente hermoso Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, Este maravilloso enclave natural es el segundo parque más antiguo de España, y está íntegramente comprendido en la comarca del Sobrarbe, en el Pirineo Aragonés. Inicia el valle a una altura sobre nivel del mar de 700 metros, con el rio Vellós, alcanzando su máxima en el pico del Monte Perdido, a 3.355 msnm. Además de Parque Nacional, cuenta con otros nombramientos que le protegen como Reserva de la Biosfera, Zona de Especial Protección para Aves y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Además de Torla, hay otros municipios que también entran dentro del linde de este parque emblemático como son; Broto, Bielsa, Fanlo, Puértolas y Tella-sin. A resaltar para el excursionista el hermoso bosque de Fanlo – “la Pardiña del Señor” – con su despliegue de colores otoñales que le otorgan una belleza envidiable en toda Europa.
Su orquesta de colores esta compuesta por abetos, hayas, arces, álamos, avellanos, serbales, fresnos, cerezos, pinos silvestres, abedules, bojes, quejigos, etc…. en una armonía de contrastes que deja perplejo a cualquiera que observa esta sinfonía natural. Tan solo en Norteamérica o Japón, se puede ver algo similar.
A Torla se llega desde Huesca capital por una curvada carretera nacional. En este acogedor enclave turístico hay una versátil oferta de turismo rural. Comer bien se come y la oferta es diversa, desde cualquier bar o tasca que tienen todos los albergues y hostales del lugar hasta darse un buen homenaje de platos elaborados en el restaurante L´Atalaya, o el Bar-Restaurante El Rebeco, dónde podemos probar entre otros un plato típico campestre, como el conejo escabechado en hierbas, cómodamente sentados en su terraza con vistas a la montaña por el precio de un módico menú.
A la hora de descansar la oferta es variopinta, pues la mullida hierba del camping de Torla, con sus limpísimas instalaciones en piedra y un silencio sepulcral a las 10 de la noche, cuando los montañeros recuperan energías para iniciar bien temprano sus aventuras andantes, hacen de este lugar un hospedaje deseable por lo bueno y económico que resulta.
Pero como digo, la oferta es amplia, desde literas en albergues, camas en hostales o una preciosa habitación de lujo en el hotel Villa Russell en el centro mismo de la localidad. Se mire por donde se mire, es una gran oportunidad para disfrutar de un fresco verano montañés, o un riguroso frio invernal, para todos aquellos amantes de lo natural. Desde aquí las cumbres Pirenaicas os quedan a tiro de piedra.
Imágenes por cortesía de PCB75, Kasiber, Arttikusbcn y Myrabella, en este orden.