Acompáñanos en nuestra visita al Jardín Botánico de Gotemburgo en Suecia
Uno de los lugares más hermosos que podemos visitar en nuestro viaje a Gotemburgo, es su Jardín Botánico. Especialmente si te gusta la naturaleza en su máximo esplendor, con la belleza de las flores, sus aromas increíbles, y sus más variados colores. Todo ello conjugado a las mil maravillas, formando realmente una obra de arte de la naturaleza y el hombre.
Este extraordinario jardín botánico, cuyo nombre en sueco es Göteborgs botaniska trädgård, se encuentra a las afueras de la ciudad, su extensión es de unas 40 hectáreas. Además cuenta con reconocimiento internacional y es miembro del BGCI, la Asociación Internacional de Jardines Botánicos.
Historia del Jardín Botánico de Gotemburgo
El origen del jardín botánico se debe a la idea y planificación llevada a cabo por el Ayuntamiento o municipio de Gotemburgo. La obra quedó finalizada e inaugurada en el año 1923. El jardín que en un principio fue gestionado por la entidad local de la ciudad, ha pasado en la actualidad a estar bajo control provincial de la región a la que pertenece, que se denomina Västra Götaland. El jardín destaca por su especial interés en la horticultura, o cultivo de hortalizas.
Hoy en día el jardín está abierto al público y su entrada es libre.
Características del Jardín Botánico de Gotemburgo
De este jardín botánico destacamos los siguientes lugares que no puedes perderte:
El Arboreto tiene una superficie de unas 15 hectáreas, está formada por la plantación de árboles y arbustos, tales como Cercidiphyllum japonicum, el fósil viviente Metasequoia glyptostroboides, entre otros muchos. El Arboreto se sitúa en los límites exteriores del jardín.
El jardín Japonés hará que nos quedemos extasiados por sus múltiples fragancias y colorido. Especialmente en mayo cuando queda cubierto por las flores “amapolas del bosque” y en otoño, cuando sus árboles adquieren diferentes tonalidades y color. Destaca por las especies de Extremo Oriente, como el Viburnum furcatum y los árboles katsura, además de las plantas magnolias, azaleas y cerezos.
La Rocalla. En este espacio encontramos especies de diferentes continentes y distribuidas a tal efecto. Una zona dedicada a plantas europeas y alpinas, como el cerezo alpino enano y la amapola alpina.
En otra de sus zonas encontraremos especies diferentes asiáticas, de distintas temperaturas y climas, desde las cálidas como Pulsatilla patens, a las frías como la Meconopsis del Himalaya.
También encontraremos plantas de América y Oceanía. Uno de los espacios más bellos de este lugar es el que forma su increíble cascada.
El Huerto es propiamente un huerto, donde encontraremos cultivadas hortalizas, y así como árboles frutales, entre los que destaca su colección de manzanos.
En el valle de los Rododendros encontraremos una de las colecciones mayores y más importantes de rododendros de los países nórdicos, con más de 200 especies.
El Valle de las Anémonas. Las anémonas son también el emblema de este jardín botánico. Especialmente se recomienda visitarlo en el mes de mayo, cuando se encuentran las plantas en plena floración, cubriendo todo el terreno con mantos blancos de pétalos, sencillamente mágico.
La Casa de las Palmeras es todo un palacio de cristal de gran valor arquitectónico, ya que se construyó en el siglo XIX y es de estilo victoriano, de los pocos que se conservan en Europa. Toda una joya de invernadero en el que podremos encontrar hasta 2000 plantas de hortalizas diferentes.